¿Qué cometidos tiene la Dirección Nacional de Derechos Humanos?
Es el órgano rector de los derechos humanos en el gobierno. Debe difundirlos en su más amplia expresión, colaborar en la suscripción de tratados internacionales en la materia, y planificar la política de derechos humanos del Poder Ejecutivo. Por tanto, también se encarga de representar al Estado en la reunión de altas autoridades en materia de derechos humanos del MERCOSUR.
Al inicio del actual período se realizó una planificación estratégica de los objetivos ¿cuáles serían en líneas generales?
Planteamos tres ejes centrales, uno que se llama “Políticas públicas con enfoque de derechos humanos” que consiste en introducir las perspectivas de derechos humanos en la planificación, diseño, ejecución y evaluación de las políticas sociales. El segundo eje lo definimos como “Conocimiento y educación en derechos humanos”.
Una de las tareas más importantes que nos planteamos dentro de la Dirección es promover la articulación académica para producir investigación y nuevo conocimiento dentro en derechos humanos. El eje tres refiere a la “Institucionalidad y normativa en derechos humanos”, que apunta a promover nuevas normas jurídicas nacionales, ayudar a compatibilizar la legislación nacional con los estándares internacionales en materia de derechos humanos y generar una nueva institucionalidad.
¿Cuáles son las acciones más destacadas del período?
En políticas públicas con enfoque de derechos humanos creo que avanzamos sustancialmente. Logramos iniciar un proceso de concientización sobre la importancia de planificar, ejecutar y evaluar las políticas públicas en términos de realización de derechos. En el Estado empieza a permear la idea de que la política pública debe ser gestada en términos de derechos de realización de la gente.
Sí interesan los datos de la macroeconomía pero medir el desarrollo de un país en términos del Producto Bruto Interno es desacertado. ¿Qué quiere decir el crecimiento del producto bruto? Que la riqueza creció, pero eso no me dice cuánto mejor vive la gente. El objetivo de un gobierno, del Estado en general, no es tener más riqueza sino tener más riqueza para que la gente viva mejor.
Por otro lado, en materia de educación en derechos humanos hay mayor difusión de la temática y uno de los fuertes avances fue la creación de cursos en línea de formación en la materia que fueron absolutamente exitosos. El otro gran hito en este eje es el proceso de construcción del Plan Nacional de Educación en Derechos Humanos que está en pleno proceso. En materia de investigación hicimos un llamado fuerte para crear un espacio de articulación académica a través de un anuario de derechos humanos pero todavía no se materializó. Una realización central, que obviamente no depende únicamente de nuestra Dirección, es la instalación de la Institución Nacional de Derechos Humanos.
En materia normativa, hemos acompañado un proceso formidable que ha hecho la Dirección de Derechos Humanos y Derecho Humanitario del Ministerio de Relaciones Exteriores, que es poner al Uruguay al día en los informes en los organismos internacionales. También destacaría nuestra participación en los grandes hitos legislativos del período, como la ley de matrimonio igualitario o la ley de generación de oportunidades para la población afrodescendiente.
¿Por qué se entiende necesario educar en derechos humanos?
A veces se entiende que la educación en derechos humanos es una cuestión necesaria para que la gente conozca sus derechos, y eso es cierto, pero no es suficiente. La aspiración nuestra es que la política debe estar vertebrada por los derechos de la gente. Para eso es fundamental la formación de los cuadros institucionales, de los funcionarios públicos. No solo para que el funcionario conozca sus derechos frente al Estado sino para que realice los derechos de todo el mundo a través de la gestión estatal.
¿En qué etapa se encuentra el proyecto para crear el Plan Nacional de Educación en Derechos Humanos?
Primero hay un diseño de la metodología para la elaboración del plan. Luego culminamos la recolección de documentos de discusión, sin perjuicio que algún otro documento habrá, y ahora se está iniciando el proceso de deliberación pública, en el Interior y Montevideo. La construcción del plan se hace en colaboración con la Comisión Coordinadora del Sistema Nacional de Educación Pública. La Comisión de Derechos Humanos está integrada por delegados de la Universidad de la República, ANEP y las direcciones de Derechos Humanos y Educación del MEC.
“Logramos iniciar un proceso de concientización sobre la importancia de planificar, ejecutar y evaluar las políticas públicas en términos de realización de derechos”
¿Quiénes pueden participar?
Son instancias abiertas de deliberación. Está participando fuertemente la estructura educacional del país a través de ámbitos de formación docente y sindicatos.
¿La idea es incorporar en la currícula de la enseñanza a los derechos humanos?
Sin duda, de hecho están incluidos, lo que hay que darles es mayor potencia. La mira es doble: eduquemos en derechos humanos pero hagámoslo ejerciendo derechos. No solo se trata de estudiar el texto de la Convención de Derechos Humanos, sino practiquémoslo.
¿Qué papel juega cada una de las comisiones especializadas en la promoción de los Derechos Humanos?
La Dirección de Derechos Humanos participa en una infinidad de comisiones de articulación entre sociedad civil y Estado, como por ejemplo, la Comisión Honoraria contra el Racismo, el Consejo Honorario Consultivo de los Derechos del Niño o el Consejo Consultivo de Violencia de Género. En la estrategia a partir de 2005 es evidente la conveniencia de generar espacios de articulación entre Estado y sociedad civil, pero pasados tantos años de gobierno creo que es insostenible. Una de las formas que nosotros pensamos debe priorizarse para la articulación de Estado-sociedad civil no es el Poder Ejecutivo sino la Institución Nacional de Derechos Humanos (INDDHH). Eso no quiere decir que no se escuche a la sociedad a la hora de planificar y diseñar políticas públicas.
¿Qué funciones tiene la INDDHH?
Es un órgano autónomo e independiente que por razones de diseño normativo uruguayo no pudo crearse absolutamente autónomo, eso exigía reforma constitucional. Como no había condiciones políticas para hacerlo se aprueba una ley conformando un organismo que depende administrativamente del Poder Legislativo. Por un lado, cumple una función de defensoría del pueblo, esto es, el ámbito privilegiado para la recepción de denuncias de eventuales violaciones a los derechos humanos, sin perjuicio de las competencias del Poder Judicial. Pero además es el órgano de promoción y elaboración de propuestas de políticas públicas en derechos humanos, por lo cual considero que debe ser el espacio institucional articulador central entre sociedad civil y Estado.
¿Cómo se complementa la Institución Nacional con la Dirección de Derechos Humanos?
La Dirección de Derechos Humanos del MEC, y eventualmente la futura Secretaria de Derechos Humanos de Presidencia, es el órgano del Poder Ejecutivo para el diseño, planificación y evaluación de políticas públicas con enfoque de derechos humanos, esa es y será su función central. La ejecución de estas políticas, también el diseño y la planificación, va a estar en los ministerios, en los entes autónomos, en los servicios descentralizados, en los gobiernos departamentales. La idea es que se complementen pero no ocupan ámbitos similares. Lo que hay que buscar es la coordinación de la institucionalidad.
¿Puede ayudar a la concreción de ese objetivo la eventual creación de la Secretaría de Derechos Humanos en la órbita de la Presidencia de la República?
Absolutamente, es un desafío mayor. En el derecho comparado de la región hay dos modelos de institucionalidad: uno el del ministerio de justicia y derechos humanos, como en Argentina y Perú. Otro es el de secretarias adscriptas a Presidencia de la República, como en el caso de Brasil y Ecuador. Este modelo permite dialogar con todo los ministerios, que son los ejecutores de las políticas, y permearlas con enfoque de derechos humanos, esa es la vocación, y se logra desde un órgano centralizado. No se trata de un súper poder por encima de los ministerios, no, es un órgano de diálogo con todas las instancias.
¿En qué etapa se encuentra la conformación del Plan Nacional contra el Racismo?
Se hizo una primera etapa de consulta con algunos resultados. Ahora con el liderazgo del Ministerio de Desarrollo Social y la participación también del Ministerio de Relaciones Exteriores estamos en la etapa de construcción del plan retomando la actividad a partir del diagnóstico realizado entre 2010 y 2011.
¿Hay racismo en Uruguay?
Sí, pero no es el principal problema. Lo que tenemos es un problema de discriminación enorme, con los pobres sobre todo. Una sociedad que se nos fracturó y generó profundas desigualdades. La década del ‘90 fue catastrófica en este sentido, por lo tanto, la reconstrucción del entramado social es carísima. La desarticulación social genera fenómenos de discriminación.
La principal causa de discriminación en Uruguay es por pobreza, por vivir al margen de la sociedad. Uruguay tiene un problema con el color de la piel, es cierto, los números dan eso pero también tenemos un problema enorme con la discriminación por razón de pobreza y no es un problema de ser afro descendiente: el “pardito”, el que usa la gorra con la visera para atrás, “lo veo venir y cruzo”, “no me gusta que esté en el shopping porque ese ámbito no es para mí”, los pichis, el pichaje…
¿Existe un doble discurso de la sociedad?
Sí. También tenemos un fenómeno de discriminación en razón de sexo con problemas de rezago de la mujer en el mercado de trabajo y en los salarios. Todavía seguimos haciéndonos los chistosos con los homosexuales pero ya no es gratis y eso es un avance. El discurso de derechos humanos hoy está fuertemente aceptado, genera enormes consensos, todo el mundo lo utiliza, pero estamos utilizando su peor concepción, la individualista y liberal. Estamos perdiendo algunas categorías centrales en derechos humanos y olvidando otras de análisis social.
¿A qué se refiere?
Sobre las ancas del discurso de derechos humanos y la afirmación de las identidades olvidamos la discusión de clases. La estructura social sigue dependiendo fuertemente -no exclusivamente- de clases sociales, porque la relación capital y trabajo sigue siendo estructurante en la sociedad.
Entonces, intentar analizar la sociedad y resolver los problemas sociales exclusivamente en términos de identidades hace olvidar alguna categoría fundamental de lo que estructura la sociedad, que sigue siendo la relación capital y trabajo. Todas las políticas de distribución, redistribución y trabajo tienen que ver con esta lógica y ya no con la lógica de identidad.
El discurso de derechos humanos corre el riesgo de deslizarse por una pendiente que olvida categorías sociales de análisis y compra un discurso liberal, light y vaciado de contenido ideológico. Sin embargo, el discurso de derechos humanos es de un profundo contenido ideológico porque esa es su historia, el enfrentamiento al poder, esa es la evolución de los derechos humanos.
¿Las cuotas dirigidas a generar oportunidades para las minorías permiten lograr mayor igualdad en la sociedad?
Sí. Las acciones afirmativas son una parte de la política siempre y cuando sean medidas transitorias que buscan generar igualdad de oportunidades o superar desigualdades pero no como políticas permanentes. Las políticas afirmativas no pueden ser permanentes.
¿Por qué?
Porque el problema son los privilegios. La discusión atrás del tema de derechos humanos es la igualdad en derechos, entonces no puedo sobre el discurso de la igualdad construir situaciones de privilegio. La vocación tiene que ser la universalización de los derechos, todos los derechos para todos. La política focalizada así como la de acción afirmativa debiera ser y diseñarse previendo el acceso universal del derecho para todos.
¿Cree que la ciudadanía sigue vinculando la temática de los Derechos Humanos directamente con los hechos del pasado reciente?
Absolutamente, no logro que un periodista me entreviste y no termine siempre hablando de los desaparecidos o de los juicios.
“El discurso de derechos humanos (…) compra un discurso liberal, light y vaciado de contenido ideológico”
¿Por qué piensa que ocurre esto?
Es lógico, la humanidad aprendió derechos humanos sobre su dolor. La Declaración Universal de los Derechos Humanos es de 1948, hacía tres años se había terminado la segunda guerra mundial, con la gente saliendo de los campos de concentración, estaba la llaga viva. Es el primer “nunca más”.
¿Cómo aprendimos derechos humanos en Uruguay? Igual. ¿En 1970 quién hablaba de derechos humanos? Michelini nada más y en Uruguay había torturas antes de esa fecha. El problema es que acá se empieza hablar de violaciones a los derechos humanos cuando a quien le pegan es a la clase media que tiene capacidad de poner en la agenda política la discusión, mientras le pegan a los pichis no pasa nada, es bastante hipócrita lo nuestro.
¿Cuándo se instala muy fuerte el discurso de derechos humanos en Uruguay? Fundamentalmente a raíz de las violaciones de la dictadura. En el ‘85 el que no hablaba de derechos humanos era un extraterrestre, no existía, ahora queda totalmente asociado a la barbarie padecida. Fue ayer. Parece natural que todavía sigamos con el discurso fuertemente agarrado del pasado reciente. Y además un pasado reciente que no logramos resolver, o que recién empezamos a avanzar sustancialmente.
¿Se hizo lo suficiente al respecto?
Nunca es suficiente. La situación con respecto al avance de las políticas del pasado reciente es formidable: no es lo mismo 2013, que 2005 o que 2000. Las fechas no son antojadizas, estoy poniendo fechas precisas porque allí hay hitos que marcaron una evolución y que fueron quebrando la lógica de impunidad que teníamos instalada desde 1986 hasta el 2000. Todavía tenemos 170 uruguayos desaparecidos y dificultades para acceder a la verdad. Claro que no es suficiente pero, sin dudas, avanzamos.
Zoom In
¿Cómo está compuesta su familia?
Por mi compañera-concubina y mi hijo de 6 años. Se llama Ignacio, “el que trae el fuego”.
¿A qué dedica su tiempo de ocio?
Juego a la paleta, leo, armo Lego con Ignacio y me voy a La Coronilla.
¿La Coronilla?
Es el lugar del que nunca me fui, yo soy de ahí.
¿Qué libros está leyendo?
El Tigre y la Nieve, de Fernando Butazzoni; Las Paradojas de la Acción, de Daniel González Lagier; y acabo de terminar una novela policial china.
¿Una película que le haya gustado y pueda recomendar?
Wall-E es fantástica, se la recomendé a mis alumnos de facultad.
Producción: Comunicación_MEC