El director de la Biblioteca Nacional y la subdirectora dan a conocer dos cartas esclarecedoras para entender la situación que atraviesa la Institución.
La Biblioteca Nacional en agosto de 2012
Montevideo, 20 de agosto de 2012
La Biblioteca Nacional (BN) tiene sus orígenes en la primera biblioteca pública que tuvo el país, fundada en 1816, antes de que surgiera la idea de que la Banda Oriental fuera estado independiente, 14 años antes de aprobada la primera constitución. La BN es, en el imaginario de quienes en ella trabajamos, la institución cultural más antigua que tiene el país. Pese a ello, fue condenada al abandono durante décadas por sucesivos gobiernos e intervenida durante más de 10 años por la dictadura. Si la BN todavía existe es gracias al compromiso de la inmensa mayoría de quienes han trabajado en ella, en particular en esos años de desidia estatal. En marzo de 2010, cuando asumió la actual administración, se partía de un atraso tristísimo. Años o decenios en los que no se llenaron vacantes, no se hizo mantenimiento del edificio, no se invirtió en tecnología, no se invirtió para mejorar la atención a los usuarios, no se invirtió para mejorar las condiciones de trabajo de los funcionarios. Por falta de personal técnico, y de políticas adecuadas, decenas de miles de libros sin catalogar se acumulaban (todavía se acumulan) en el tercer piso; las quince claraboyas del edificio se llovían; toneladas de basura, equipos obsoletos y rotos poblaban los espacios. No cumplíamos con obligaciones legales y morales elementales, como la de facilitar el ingreso a personas con dificultades motrices. La escala jerárquica estaba rota, la desmotivación hacía estragos en el ánimo de los funcionarios. No había personal de mantenimiento. El equipamiento informático podía considerarse inexistente. La instalación eléctrica era obsoleta y amenazaba la seguridad del edificio y del acervo bibliográfico más antiguo e importante del país.
El primer objetivo que se propuso la actual administración en marzo de 2010, que contó con la aprobación y el apoyo del Ministro Ricardo Ehrlich, fue crear un equipo de dirección que permitiera hacer un plan de gestión para salir del estado de postración. Hacer las dos cosas a la vez (crear una dirección y hacer un plan elemental) se dice fácil, pero exige energías y dedicación total durante un tiempo considerable. En el primer año corrimos detrás de la realidad y sentíamos que no estábamos cambiándola. Que ni siquiera lograríamos hacer algo en cinco años.
Para crear el equipo de dirección el director convocó, en primer lugar, a la subdirectora interina, la licenciada Graciela Gargiulo, la persona con mayor nivel técnico de la institución (bibliotecóloga y archivóloga, 37 años de experiencia en la BN en ese momento). Luego convocó a todos los bibliotecólogos, quienes presentaron a la dirección un documento proponiendo líneas de trabajo en casi todos los ámbitos de la BN. Ese documento pasó a ser (sigue siendo) una propuesta de gran importancia para la dirección, ya que buena parte de su contenido ha incidido en el diagnóstico de la situación y en el plan de gestión.
Ante la falta de personal de mantenimiento la dirección recurrió a la Ley de Voluntariado. De modo generoso, más de 30 ciudadanos firmaron contrato como voluntarios. Algunos de ellos son técnicos muy calificados y de gran experiencia en trabajos de administración, mantenimiento, logística, ingeniería. Uno de los voluntarios pasó a integrar formalmente el equipo de dirección de la BN. Otros colaboran con la dirección como asesores en asuntos puntuales: convenio con UTE, convenio con Facultad de Ingeniería, convenio con MTOP, convenio con Facultad de Arquitectura, convenio con Correo Nacional, contratos con empresas privadas para la compra de equipos de tecnología avanzada, etc..
En estos 30 meses, expuesto de manera breve y no ordenada, hemos sacado de la BN 35 camiones de basura; se cambiaron las 15 claraboyas; se impermeabilizaron los techos; se reinstaló el sistema de ventilación que hacía 30 años no funcionaba; se recuperó la Sala Vaz Ferreira; se adquirió todo el equipo informático que cubre las necesidades de la institución hasta 2015. Se construyó la rampa de acceso para personas con dificultades motrices, para lo que también se acondicionó la puerta de ingreso, las entradas accesorias y los servicios sanitarios. A la fecha se lleva adelante la instalación de dos ascensores para completar la accesibilidad al auditorio Vaz Ferreira y al primer piso donde se encuentra la Sala de Materiales Especiales.
En un edificio donde se decía que no había espacio, se creó la Sala ‘Maestro Julio Castro’ para actividades culturales y se inauguró la exposición permanente ‘Maestro Anhelo Hernández’. Se comenzó la implementación de la informatización por acuerdo firmado con la Universidad de la República en diciembre de 2009 (programa Aleph). Se fortaleció y redimensionó el Departamento de Investigaciones Literarias debido a que la dirección entiende que la BN es un centro de investigación científica y de creación y difusión de conocimiento. Se creó la figura del investigador asociado. Se atendieron todas las bibliotecas municipales del país (más de 230) y todas las bibliotecas comunitarias, sindicales, de cooperativas que solicitaron apoyo. Se compraron y distribuyeron más de 40.000 libros en todas las bibliotecas del país. Entre abril y mayo de 2012 se enviaron 12.000 libros a los 112 Centros MEC que existían en ese momento. Se iniciaron nuevas relaciones interinstitucionales y se retomaron otras que se habían perdido. Se iniciaron o retomaron relaciones internacionales con la participación de la BN en reuniones técnicas y/o cursos en México, Colombia, Venezuela, Chile, Argentina, Bolivia, Paraguay, España. Se restauró y recuperó la valiosa pinacoteca de la BN gracias al trabajo voluntario del maestro Walter di Brana. Se firmó convenio con UTE para avanzar en el plan de eficiencia energética. En 2011 se inauguró, mediante acuerdo con el Correo Nacional, el sistema de préstamo a distancia a todos los docentes y futuros docentes de todos los departamentos excepto Montevideo. Eso implica que la BN paga el envío y la devolución del material solicitado por correo electrónico desde el Interior. Se digitalizaron los primeros impresos, anteriores a 1830, y colecciones de publicaciones como el semanario Marcha. Mediante licitación se contrató la digitalización de 97.000 fichas de bibliografía nacional.
En 2011, después de décadas en que no se llenaban vacantes, ingresaron, mediante concurso, seis estudiantes avanzados de bibliotecología, diez administrativos, un informático, una encuadernadora. Siguiendo una antigua política que hacía decenios se había abandonado, la BN consiguió incorporar a su acervo los archivos de José Pedro Díaz, Amanda Berenguer, Aníbal Barrios Pintos, Sarandy Cabrera, María Esther Gilio, Juan Carlos Macedo, Carlos Martínez Moreno, Juan Carlos Legido.
El Departamento de Investigaciones ha publicado: Revista de la Biblioteca, Cuadernos de Literatura, Cuadernos de Historia, Diario de José Pedro Díaz, Poesía Completa de Salvador Puig, Trilogía de Eliseo Salvador Porta, etc..
Uno de los hechos más injustos e irritantes que en 2010 encontró la actual administración fue un sistema aleatorio de remuneraciones. Por disposiciones de gobiernos anteriores, el 80% de lo recaudado por la BN se distribuía como “proventos” entre los funcionarios. Eso significaba que una parte de los ingresos de los funcionarios dependía de los servicios (escaneados, microfilmaciones) que la BN vendiera. Otro ingreso aleatorio provenía de las llamadas “economías”. Los salarios de las vacantes que no se llenaban se repartían una vez por año por partes iguales a los funcionarios. La actual dirección propuso y negoció con las autoridades del MEC, y estas con el MEF, la eliminación legal de ambas formas de remuneración a cambio de un aumento de 3.500 pesos mensuales para todos los funcionarios, que comenzó a hacerse efectivo el 1 de enero de 2011.
Además de esto, en junio de 2010 la dirección propuso a los funcionarios profesionales del escalafón A, en su mayoría bibliotecólogos, una compensación de 1.500 pesos mensuales si aceptaban trabajar seis horas diarias y 30 semanales en vez de cuatro y 20, respectivamente. Eso se haría usando todos los recursos económicos con que la BN contaba en ese momento para compensaciones. Es decir, no se les ofreció más porque la BN no tenía más. La respuesta de los profesionales fue que era insuficiente. El 1 de diciembre de 2010 los bibliotecólogos pasaron a trabajar seis horas diarias y 30 semanales en cumplimiento de un decreto presidencial, sin ninguna compensación económica.
Promovimos y gestionamos ante el MTSS la formación de la Comisión prevista en el decreto 291/2007 para mejorar las condiciones de trabajo, aspiración largamente reclamada por la AFBN a las administraciones anteriores. En el correr del año 2011 se subsanaron todas y cada una de las observaciones de los inspectores del MTSS y se atendieron todas sus sugerencias a fin de mejorar la seguridad y las condiciones de trabajo de todos los funcionarios. Para saber hacia dónde debemos ir, organizamos el simposio: ‘La Biblioteca Nacional en el siglo XXI, actualización y desafíos’. Fue en mayo de 2011. Lo hicimos con la colaboración de la Escuela Universitaria de Bibliotecología y Ciencias Afines y la Asociación de Bibliotecólogos del Uruguay. Participaron técnicos de la BN, profesionales de todo el país, e invitados de Argentina, Chile, Brasil, España, Francia y Alemania.
El 30 de julio de 2012, en el MTSS, la dirección firmó un convenio con la Asociación de Funcionarios de la Biblioteca Nacional para abrir al público los sábados. Por ese convenio la BN se compromete a remunerar con 1.629 pesos por cinco horas de trabajo al funcionario que esté dispuesto a trabajar los sábados. Hasta el momento ningún bibliotecólogo se inscribió para esa tarea, excepto la subdirectora interina. La BN no puede abrir al público sin bibliotecólogos. Por ese motivo permanece cerrada los sábados.
Nada de lo anterior obedece al capricho ni a genialidades del director de la BN. La BN implementa planes que se sustentan en ideas que elabora el Ministro con sus asesores. La atención que todos los años la BN brinda a más de 100 escuelas rurales cumple con políticas comunes a todo el MEC. Esa tarea tiene el mismo fundamento que las giras del Ballet del SODRE por el Interior del país y la creación de más de 100 Centros MEC en pequeñas poblaciones. De igual modo, el fortalecimiento del Departamento de Investigaciones Literarias tiene como fundamento las políticas generales respecto a la investigación científica elaboradas por el MEC. Las políticas que lleva adelante la BN pueden discutirse. Lo que no se puede es decir que son arbitrariedades de la dirección, irregularidades, decisiones al margen de los planes generales del MEC o del gobierno. Eso no ocurrió, no ocurre, no ocurrirá.
Por último. La BN, por su historia, por su misión, por su carácter, no debe estar en el centro del debate político. No es algo que la actual dirección se haya propuesto. No lo deseamos, no lo buscamos. Pero tampoco haremos nada para evitarlo si eso implica dejar de trabajar para la transformación y modernización de la Institución.
En 2010 corríamos detrás de la realidad y por momentos pensábamos que nunca lograríamos transformarla, que ni siquiera lo conseguiríamos en cinco años. Ya no es así. Tenemos ideas, proyectos, planes que quedarán realizados al 28 de febrero de 2015. Para eso trabajamos, todos los días, con decisión, disciplina y entusiasmo. Así seguiremos.
Carlos Liscano Director de la Biblioteca Nacional
Cuestión de principios
Montevideo, 20 de agosto de 2012
En el transcurso de mi presentación en el Simposio de mayo de 2011, “La Biblioteca Nacional en el siglo XXI, actualización y desafíos”, yo preguntaba al finalizar cada párrafo, donde describía hechos a través del tiempo vivido en la Biblioteca: ¿Quién perdió?
Por una causa o por otra siempre pierde la Biblioteca Nacional. Desde diciembre de 2011, una medida adoptada por la Asociación de Funcionarios de la Biblioteca Nacional (AFBN) para demostrar disconformidad fue la de suspender la transferencia de 9.556 registros de la bibliografía nacional, y 1.600 títulos de series monográficas para la base de autoridades al Sistema Integrado Aleph. También se suspendió el ingreso de los nuevos títulos de publicaciones monográficas y periódicas desde diciembre de 2011, los registros de partituras, fotos, mapas, manuscritos. Todo ello tan largamente esperado por todos los profesionales que trabajamos en la Biblioteca Nacional.
Demoramos más de 15 años antes de tener un software potente, apropiado para una biblioteca como esta. El Aleph fue aprobado por la mayoría de los funcionarios vinculados al Departamento de Procesos Técnicos, tomando como referencia que la Universidad de la República lo había incorporado.
Uno de los reclamos permanentes de la AFBN y de la Dirección siempre fue por la falta de personal técnico. Me pregunto, ¿cómo vamos a recuperar el tiempo perdido desde diciembre de 2011 hasta hoy, agosto de 2012?
Durante los años en que los bibliotecólogos trabajamos solo cuatro horas diarias, se perdió trabajo técnico. Ahora, con esta medida, la Biblioteca vuelve a perder trabajo técnico. Poco se puede apreciar el ingreso de seis estudiantes avanzados de bibliotecología hace un año si, a la vez, decidimos no utilizar los recursos tecnológicos adquiridos en 2010.
El año pasado se contrató una empresa para realizar la microfilmación de la prensa del siglo XIX, publicaciones que están en muy mal estado de conservación y debíamos tratar de conservar su contenido. Hicimos un trabajo de búsqueda en todo el país de títulos y volúmenes que no estaban en la BN para completar las colecciones. Una vez conseguidas en préstamo esas colecciones, debíamos limpiarlas, prepararlas y, en algunos casos, restaurar ejemplares para obtener una reproducción más completa. Y devolverlas a las instituciones que nos las prestaron en un plazo razonable. Entonces, para manifestar disconformidad la AFBN, también en diciembre de 2011, decidió detener la restauración de esos ejemplares. La empresa contratada no puede detener su trabajo; así que la microfilmación continuará sin la eficiencia y el nivel técnico a los que estábamos acostumbrados en la BN.
Otra de las medidas anunciadas en julio 2012 por la AFBN para demostrar su disconformidad es no entregar a las imprentas números de Depósito Legal. También resolvieron no recibir títulos cuando las imprentas llegan a hacer los correspondientes depósitos, con la particularidad de que la medida queda librada a la decisión del jefe de la sección. Me pregunto dónde quedó lo que dijeron tantos colegas, durante el Simposio de 2011, acerca de la responsabilidad de la Biblioteca Nacional en llevar adelante el “control bibliográfico nacional”. Me pregunto cómo vamos a recuperar lo que se está perdiendo, con qué autoridad reclamaremos a las imprentas lo que no les permitimos depositar oportunamente.
Por último: los usuarios han sido perjudicados permanentemente por paros, asambleas o cualquier otra forma de manifestación aceptada por la reglamentación sobre derechos de los sindicatos. Ahora, para manifestar disconformidad, la AFBN vuelve a castigarlos. Resuelve suspender las reproducciones que los usuarios solicitan, usuarios que viajan a Montevideo desde el Interior y desde el exterior del país. Para tratar de evitar el perjuicio a estos usuarios la dirección dispuso un servicio de emergencia y las reproducciones son realizadas por funcionarios no pertenecientes a la AFBN o por empresas privadas.
¿Alguien puede pensar que quien sea que esté en la Subdirección Técnica puede sumarse a este despropósito, a este daño en nuestro trabajo y nuestro prestigio, daño autogenerado?
Es comprensible rechazar el aumento de la carga horaria de cuatro a seis horas diarias sin aumento de salario. Aunque también se puede pensar en que, si hablamos de la necesidad de aumentar el personal técnico, primero debemos ordenar a los que ya están trabajando. Nadie puede creer que un funcionario al que se le dice que da lo mismo que trabaje 20 horas semanales en lugar de 30 es un técnico importante. Más parece que se le está diciendo que su trabajo no es muy imprescindible. La Biblioteca Nacional nos necesita más, la sociedad toda nos necesita más.
Cuando nos bajaron el horario a cuatro horas diarias, pensé que era lo peor que nos podía pasar. Así lo dije oportunamente; en el entendido de que, si la BN podía funcionar igual con menos horas técnicas, estaba todo mal. Pero no fue lo peor. Veo ahora (yo no lo haré nunca) que somos nosotros los que nos autoexcluimos, nos enfrentamos a los planes de la actual Dirección, que apuntan todos sin excepción a una mejora general de la Institución. Una vez más diremos que son los directores de la BN quienes provocan esta situación.
Los sueldos de la BN son y fueron bajos. Nunca se nos respetó como profesionales de categoría A. Y aunque después de tantos años nos pese el cansancio, desde mi punto de vista el respeto se logra todos los días, y siempre con trabajo. Es triste, lamentable y grotesco hacerle tanto mal a la Institución. Es cuestión de principios. Por eso quienes apoyan estas medidas no cuentan conmigo.
Licenciada Graciela Gargiulo
Subdirectora (i)