Un aspecto clave del Uruguay Productivo es la imprescindible búsqueda de que la innovación y la creatividad se instalen en los hábitos de la población, transformándose en parte de la cultura. En ese sentido, la incorporación de la enseñanza de la ciencia y la tecnología en el sistema educativo, formal o no formal, es un aspecto clave para la promoción de un cambio cultural, y de una transformación de las actitudes sociales y culturales hacia la innovación.
La Dirección de Educación (MEC) a través de su Programa Cultura Científica promueve en todo el territorio nacional el programa Clubes de Ciencia, articulando su funcionamiento con un importante número de instituciones educativas públicas y privadas, y con otros organismos y organizaciones.
Más de 50.000 personas se vincularon directamente a los 888 Clubes de Ciencia (ver gráfico) de 115 localidades que se registraron en el 2017, marcando una tendencia creciente de éstos y una validación del trabajo en proyectos como estrategia de promoción y fortalecimiento de una educación científica en Uruguay. Es de destacar la creciente participación de niñas, niños y jóvenes del interior particularmente de zonas rurales, superando el año pasado el centenar de localidades.
Los mismos se desarrollan fundamentalmente en instituciones de educación formal, aunque también los hay en el marco de otras entidades tales como INAU, ONG's, Casa de la Cultura, Centros Penitenciarios, Asociación de Padres de Jóvenes Discapacitados, entre otras, lo que permitió profundizar en uno de los objetivos fundamentales como lo es la inclusión social.
Los Clubes de Ciencia surgieron en 1985 como una propuesta de la UNESCO al Ministerio de Educación y Cultura con el fin de promover la educación científica en América Latina. Estos son integrados por niñas, niños, adolescentes, jóvenes o adultos que se reúnen para realizar una investigación vinculada a un tema que les preocupa.
Al trabajo de los Clubes se suma la realización de las Ferias de Ciencias que tiene como fin generar un proceso de aprendizaje para favorecer y estimular la innovación, creatividad, equidad, solidaridad y respeto entre los participantes. Asimismo, permite despertar o afianzar vocaciones, aunque más importante es su valor como estrategia para adquirir competencias, habilidades, destrezas, y fundamentalmente el gusto por la búsqueda del conocimiento, favoreciendo la apropiación del mismo.
El aspecto social que circunda a los Clubes de Ciencia y a las Ferias Científicas en particular, es de alto valor, habiéndose logrado en los últimos años posicionar a los Clubes de Ciencia como una herramienta de educación en ciencias y de inclusión social, integrando en dicho escenario personas de muy diversa procedencia geográfica, cultural, económica y social.
En los últimos años, y debido a la sólida historia que Uruguay posee en esta temática, el país fue reconocido a través de su incorporación al Movimiento Internacional de Recreación Científica de los Jóvenes, así como también fue invitado a compartir su experiencia en diversos países de América Latina. Asimismo, varios Clubes de Ciencia representaron a Uruguay en Ferias Científico Tecnológicas internacionales en Panamá, Chile, Argentina, Brasil, Colombia y Estados Unidos, obteniendo en diversas de estas instancias premios de relevancia.
Una fuerte estrategia de trabajo sinérgico que se realiza la Dirección de Educación (MEC) junto a la ANEP y la Universidad de la República sostienen este crecimiento a nivel nacional, en un camino de mejora continua. La articulación interinstitucional con fuerte énfasis en lo territorial hace necesario la participación activa de la comunidad en la construcción de redes sociales que permitan establecer con claridad sus necesidades científicas y tecnológicas, pero también para profundizar, desde allí, en los cambios necesarios que permitan llegar a distintos colectivos con ese mensaje.
Cantidad de Clubes de Ciencia registrados anualmente entre el 2007 y el 2017.